viernes, 3 de junio de 2016

Paleolítico: Raíces mitológicas del vampiro

Desde los inicios de la historia de la humanidad, el hombre se ha percatado de su entorno y lo ha relacionado con estados internos de su psique. Nuestros antepasados nómadas, que cazaban animales de la talla del mamut y el buey, y habitaban en la naturaleza inhóspita, ya expresaban sus ideas por medio de un lenguaje primitivo, que capturaba los objetos sensibles en conceptos expresados en sonidos básicos. 

El ser humano ya usaba su intelecto para crear armas y herramientas, hechas de madera, roca y hueso, y también para expresarse por distintos medios, entre otros, la música y la danza, la pintura y la escultura, que principalmente tenían funciones espirituales y religiosas.

Este primer hombre, “primitivo”, fuera de ser una criatura ignorante y subdesarrollada (como muchos erróneamente creen) era un ser con sus facultades desarrolladas, totalmente capaz de crear instrumentos no sólo físicos, sino también morales y culturales. Esto quedó demostrado gracias a los aportes de Leroi-Gourhan y Annette Laming-Emperaire[1], quienes descubrieron por medio de sus investigaciones, que la antropología evolucionista, que enmarcaba un supuesto avance intelectual, moral y cultural del ser humano, estaba errada.

Para los hombres del Paleolítico, el pensamiento mágico resultaba equiparable al pensamiento científico que posee el hombre moderno, tal como lo expresó Levi-Strauss: las acciones mágicas resultan “acciones intelectuales y métodos de observación comparables a la ciencia moderna. El pensamiento mágico forma un sistema bien articulado y es una suerte de expresión metafórica del pensamiento científico. Concluía que «en vez de oponer magia y ciencia, sería mejor colocarlas paralelamente”.[2]

Los primeros seres humanos eran tan complejos y desarrollados como nosotros, hombres y mujeres con valores, ideas y miedos. Mucho de lo que desconocían, era temido (como incluso, actualmente) y uno de los peores miedos que tenían, era a la muerte y lo que se encontraba más allá de su umbral.

Ya habían creado todo un imaginario alrededor de la Naturaleza y sus fenómenos. Los cambios de las estaciones -marcados por los solsticios y los equinoccios- los eclipses y demás sucesos, se observaban con reverencia y un temor sagrado, en especial, la muerte.

En sus investigaciones, Joseph Campbell[3] realiza comparaciones entre varias culturas prehistóricas al respecto de sus creencias y prácticas sagradas. Es ampliamente conocido que había comenzado el culto a los difuntos, y que se llevaban a cabo elaboradas ceremonias rituales para el paso al más allá.

En estas ceremonias, el chamán (imbuido con poderes sobrenaturales, por los Dioses) realizaba los cánticos y rezos a los espíritus, para que ayudarán al alma del difunto en su viaje hacía el Más Allá, que en numerosas culturas, representa una aventura sumamente peligrosa, a través de las acechanzas de entidades demoníacas y espíritus funestos.

La finalidad de las ceremonias funerarias (tanto las prehistóricas, como las actuales) tienen dos funciones básicas: la primera, que el alma del difunto atravesase los peligros del viaje al Inframundo hasta el lugar de reposo; y la segunda, que consiste en que el alma del muerto no regrese nunca más al reino de los vivos.

El porqué de esta cuestión resulta de la siguiente manera: en el pasado remoto, los humanos se integraban en grupos nómadas, que viajaban de un lado a otro, en busca de la recolección de frutos y sobre todo, de la caza de animales, que generalmente se desplazaban por las tierras continentales, en manadas.

Su subsistencia se basaba, casi por completo, en la cacería. Para el hombre de hace 50,000 años, el acto de cazar no representaba solamente un medio de subsistencia, sino que simbolizaba todo un carácter de existencia, física, mental y espiritual. Un modo de interactuar con la Naturaleza, vista como Divinidad y llamada La Gran Diosa Madre, y cuyas efigies aún se conservan en nuestros días.[4]

Para el hombre del Paleolítico, la Naturaleza, era la dadora de vida, quien proveía a sus criaturas con alimento, techo y sustento, de ahí su título de “Gran Madre”. Sin embargo, el acto de la caza, de asesinar a un animal y consumir su carne, significaba no sólo quitar una vida, sino ingerir su “fuerza vital”.
 
Esta ingesta de la fuerza vital, no sólo consistía en comer la carne del animal, sino que en muchos casos, también se daba en beber la sangre del mismo. Los atributos del animal pasaban a ser los del hombre que lo consumía. Una cuestión que más adelante no sólo se realizó con los animales cazados, sino con los enemigos vencidos (sobre todo los fuertes o valerosos), de los cuales muchas veces se bebía la sangre y se devoraba el corazón.

En la caza, el acto propio del asesinato del animal, sumado a la ingesta de su carne, provocaban una venganza del espíritu del animal muerto, sobre los miembros de la tribu. El espíritu podría regresar del Más Allá a causar calamidades a los vivos. Es por ello, que el chamán efectuaba una ceremonia para liberar el alma de la bestia cazada y que ésta llegará al Más Allá, para nunca volver.

“Para prevenir una venganza funesta por parte de sus víctimas, las tribus cazadoras realizaban un ritual que emulaba una historia mítica, en la que el “hombre primordial”, que era el ancestro mítico de los chamanes, al haber dado muerte al monstruo-bestia, realizaba una ofrenda a su espíritu para liberarlo […] asegurarse que permaneciera en el reino invisible de los muertos y no regresara a tomar represalias contra los vivos.”[5]

Esta ceremonia podía constar de ofrendas al espíritu animal, como pago por haberlo asesinado. Aunque uno de los actos más comunes y significativos, era el de mutilar los restos del animal, cortando su cabeza o su cola, atravesando su cráneo con una estaca o rompiendo sus huesos, como un método efectivo para que su espíritu nunca regresara a atormentar a los vivos.

Estas acciones rituales se efectuaban en el caso de los animales cazados, pero también existían ceremonias para los difuntos de la tribu y para los enemigos muertos, producto de los enfrentamientos entre clanes rivales.

Cuando alguien fallecía en una tribu cazadora, se efectuaban ceremonias elaboradas, llenas de música, cantos, danza y rezos. Los miembros asistían al lugar sagrado donde “descansaban” sus difuntos, y desenterraban sus huesos. Los ancestros estaban presentes en la ceremonia, para recibir al nuevo ancestro.

El cadáver se exponía entre los miembros de la tribu, y aquí existen dos versiones principales al respecto de las ceremonias fúnebres: en una, el cuerpo se dejaba a la intemperie, a merced de los elementos y los animales salvajes, quienes debían consumir el cuerpo hasta dejarlo en los huesos. En la otra versión, los miembros de la tribu consumían la carne del difunto y limpiaban sus huesos, mismos que depositaban en el lugar sagrado del descanso de los ancestros. En ambas versiones, se efectuaba la mutilación ritual, para evitar que los espíritus de los ancestros trajeran desgracias y enfermedades a los vivos.

Resultado de imagen para vampire skullAlgo similar se realizaba cuando se enfrentaban dos grupos rivales. Sus actos de violencia, los asesinatos, no eran diferentes de aquellos efectuados con los animales que cazaban. Los espíritus de sus enemigos muertos podrían regresar a causar males, con toda la intención de hacerlo, razón por la que era necesario efectuar la mutilación ritual.

Otro miedo común a todos los seres humanos -vigente aún en la actualidad- es el miedo a la obscuridad. Para el hombre, el sentido de la vista resulta primario, aún más para los cazadores del Paleolítico, que necesitaban este sentido para ubicar sus presas y también  posibles peligros. El ser humano, desde sus inicios ha sido una criatura con varias desventajas respecto a otros animales. Una de ellas, resulta ser la falta de visión nocturna.

A diferencia de otros animales, que poseen membranas oculares capaces de recibir la poca luz de la noche para ver, el ser humano necesita de la luz para realizar sus actividades. El hombre paleolítico dependía casi por completo de la luz del sol, pues era totalmente incapaz de vislumbrar los peligros a su alrededor en las tinieblas.

En la obscuridad de la noche, muchos depredadores se encontraban en actividad plena y los humanos hallaban una desventaja abrumadora. Con el descubrimiento del fuego y su uso, los primeros hombres tuvieron mayor capacidad de desplazarse, aún en las tinieblas. Sin embargo, aún era muy peligroso aventurarse al exterior en un paseo nocturno.

Esta relación de luz y obscuridad trascendió la mera línea del mundo físico, y pasó a ser parte también, del mundo invisible de lo espiritual. De este modo, nacieron los dioses de la luz y la vida, en contraposición con los dioses (o demonios) de la obscuridad y la muerte. El fuego pasó a ser un elemento sagrado, una luz, similar a la del sol, regalo de los dioses de la vida, para combatir la obscuridad y sus demonios.

Todos estos elementos de los seres humanos del Paleolítico, en suma, resultan muy familiares, y son sumamente parecidos, si no es que iguales, a los elementos que resultan ser denominadores comunes en las criaturas tipo-vampiro.

El vampiro ha sido retratado en distintas culturas como un no-muerto, una persona fallecida que vuelve de la muerte, su espíritu o incluso algún espectro maligno que regresa del Más Allá al mundo de los vivos para causarles calamidades, enfermedades y muerte, para tomar venganza. Esto claramente se observa en las culturas paleolíticas, donde se gesta la idea de que los muertos, ya sean animales o humanos, pueden regresar a castigar a los vivos y provocarles desgracias.

El hambre y sed de sangre (y en muchos casos, carne) de los vampiros, tiene que ver directamente con el ingerir la fuerza vital, práctica realizada por los vivos para alimentarse. Sin embargo, en la figura del vampiro, los papeles se invierten: es el espíritu del muerto el que se alimenta de la fuerza vital de los vivos, de modo que no es la vida la que se alimenta de más vida, sino la muerte que la devora.

En las distintas mitologías y folklores, la manera más efectiva de deshacerse de un vampiro o una criatura de este tipo, es mutilando el cuerpo, principalmente cortándole la cabeza, o en algunos casos, atravesando su corazón con una estaca, de igual forma que los primeros hombres realizaban estas formas de mutilación para evitar el regreso de los espíritus de los difuntos. Otra práctica común, tanto entre los hombres paleolíticos como en culturas antiguas, era la de sepultar el cadáver boca abajo y con algunos amuletos que aseguraran su no-regreso.

Las criaturas vampíricas son nocturnas, se mueven en la obscuridad de la noche para atrapar a sus presas desprevenidas. Son susceptibles a la luz del sol y también al fuego. Todo esto resulta en extremo similar a la idea de que los peligros aumentaban en la noche, donde el hombre no tiene control, y de donde proviene la idea de que los espíritus malignos y los demonios salen en las tinieblas, pues la luz (del sol o del fuego) los debilita, o en dado caso, los destruye.

De este modo, se puede deducir sin temor a equivocarnos, que el vampiro es una criatura formada por varias ideas primordiales de los hombres del Paleolítico, que encierra dentro de sí, varios de los peores temores del ser humano, entre los que se encuentran el miedo a la muerte; el temor a la obscuridad y sus peligros, y a la venganza funesta de los espíritus del Más Allá.

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De este modo, es posible ver que la base de lo que es el vampiro y criaturas de este tipo, proviene de creencias fundamentales y muy antiguas de los primeros seres humanos, que forjaron su mitología basándose en las observaciones del mundo a su alrededor y equiparando ese mundo externo a los mundos internos de su psique, haciendo de los elementos materiales, conceptos espirituales, que seguirían afectando al ser humano hasta nuestros días





[1] Leroi-Gourhan, Los cazadores de la Prehistoria, Ediciones Orbis, Barcelona, 1986, p. 147.- Citado en Julio Amador Bech, Horizontes epistémicos de la interpretación del arte rupestre: perspectivas críticas desde la hermeneútica. El modelo neuropsicológico de David Lewis-Williams, México, s/editorial, s/año de edición, archivo PDF, p. 7.
[2] Julio Amador Bech, Op. Cit., p.6.
[3] Joseph Campbell, Las máscaras de Dios vol. I: mitología primitiva, Madrid, Alianza Editorial, 1996, primera reimpresión, 561 pp.
[4] Ejemplos de esto, es la Venus de Willendorf, descubierta por Josef Szombathy, tallada en piedra hace 22,000 años aproximadamente, la imagen simbólica de una madre que da nacimiento a sus creaciones y las alimenta. Cabe destacar el hecho de que esta figura, con 22,000 años de antigüedad, se ha conservado hasta nuestros días por el material en que se ha tallado, aunque según la opinión de muchos estudiosos, lo más seguro es que existieran esculturas similares bastante más antiguas, que al ser talladas en madera o hueso no se conservaron hasta la actualidad.
[5] Héctor Manuel Lujambio Valle, La multidiscursividad del Mito: Perseo como símbolo del pensamiento y cultura de Grecia Antigua, UNAM, FCPyS, 2012.

sábado, 4 de octubre de 2014

El Alma: entre la materia y el Espíritu


Desde que el ser humano se conoce como tal, tuvo la concepción de que más allá de esta vida material, se halla otra inmaterial e imperecedera. Desde entonces, existió la noción de que el ser humano (e incluso animales y plantas) tenían dos principios que los conformaban, uno material y otro espiritual, que se expresa en distintas culturas como la partición del Cielo de la Tierra o la Creación de la Tierra y el Cielo y en el caso judeocristiano, en la creación del ser humano, que se crea a partir del barro y el soplo de vida del Creador.

De aquí viene la primera concepción del ser humano, una dicotomía que habla de un cuerpo físico y un Espíritu. Sin embargo, estos dos principios interaccionan y se sintetizan en un tercer principio, dando pie a una tricotomía: cuerpo físico, alma y espíritu. En la Biblia se apoya la tricotomía:

 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Tesalonicenses 5:23)
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (Hebreos 4:12)

En la tricotomía hallamos que el cuerpo físico es la envoltura material, constituido de carne, huesos y sangre, que a su vez se compone de los elementos de la Naturaleza en compuestos, moléculas y átomos; pero éste es incapaz de vivir por sí mismo, pues no difiere de los elementos sin vida que lo conforman. El cuerpo se halla en el reino material, donde existe el tiempo y el espacio y todas las leyes físicas que nos limitan, dando lugar a la juventud y la vejez, la vida y la muerte y a la diversidad infinita de todas las cosas.

El Espíritu, al contrario, es la Esencia de todas las cosas, etéreo, imperecedero e infinito. Todas las tradiciones apuntan a que estuvo antes que todo y permanecerá incluso cuando todo haya desaparecido. Éste es inmortal e intemporal, fluye no en el espacio pues es todo, y no en el tiempo, pues está siempre en un eterno presente. En los seres vivos, les da la vida eterna y cualidades como la virtud inmortal. El reino espiritual es Uno, Infinito y Eterno, contiene todo y nada a la vez, en esa dimensión, todos y todo es sólo Uno.

El Alma es la interacción entre el principio material y el espiritual. Así como entre el estado gaseoso de la materia y el sólido, se halla el estado líquido, así es igual en la concepción tripartita del ser. El alma en parte es la vida insuflada en el cuerpo, lo que le permite respirar, moverse y llevar a cabo sus necesidades primarias; pero también es lo que nos permite pensar, sentir, inteligir e intuir; así mismo, es una expresión de lo que nos hace únicos pero iguales a los demás, nuestra mente o consciencia.

Mientras todos los cuerpos son distintos y todo el Espíritu es lo mismo, el alma contiene en sí mismo la paradoja de hacernos únicos pero compartiendo en todo sentido nuestras cualidades, como un bosque de pinos, donde cada uno es maravilloso en sí mismo, pero igual a los demás. En el reino astral existe el tiempo y el espacio, pero estos no son estáticos y cerrados, sino flexibles y movibles.

A pesar de que nuestra tricotomía es la base de todo el estudio del ser humano, no debemos perder de vista que somos seres únicos, es decir, que los tres aspectos son sólo partes de lo que nos conforma. Mientras la concepción judeocristiana dejó asentada la concepción triple del ser, y que es la base de todos los sistemas filosóficos, algunos como el hinduista nos ofrecen un esquema quíntuple, donde hallamos:

1) Annamaya-kosha (envoltura corpórea o física)
2) Pranamaya-kosha (envoltura vital o pránica)
3) Manomaya-kosha (envoltura mental, que recibe impresiones sensoriales)
4) Vijnanamaya-kosha (envoltura intelectual, con las facultades de discriminación y voluntad)
5) Anandamaya-kosha (envoltura de beatitud)

En esta clasificación, el alma se halla diseminada en los últimos cuatro koshas y el Atman (chispa divina o Espíritu) permanece separado de sus cinco envolturas.

En la enseñanza teosófica, se habla de la base de tres, pero que a su vez sostiene siete grados o cuerpos que contiene el hombre. La base efectivamente es de cuerpo, alma y espíritu, pero éstas a su vez se dividen, según sus capacidades y dones.

Las siete “partes” que constituyen este hombre septenario son:
1) Cuerpo físico.

El alma que se compone de:
2) Cuerpo pránico o vital, de naturaleza etérea y que es la contraparte del cuerpo etero-físico, quien lo anima y le insufla la vida. Sobre los canales de este cuerpo (llamados también “nadis” o “meridianos”) actúan fundamentalmente algunas de las formas terapéuticas que utiliza el hombre como la acupuntura, homeopatía, etc.
3) Cuerpo emocional o astral, es el asiento donde se manifiestan las pasiones, las emociones y los sentimientos, desde los más sublimes a los más egoístas. Mediante técnicas avanzadas, es posible lograr una separación consciente del cuerpo emocional mediante el llamado “viaje astral”, aunque vale la pena aclarar que durante el sueño todos nos desdoblamos astralmente (aunque inconscientemente).
4) Cuerpo mental inferior o kama-manas (“kama”, deseo y “manas”, mente), es donde residen nuestros pensamientos teñidos de deseo. Esta es la mente egoísta al servicio de las necesidades (reales o ilusorias) del “Yo inferior”.
Los cuatro cuerpos anteriormente reseñados constituyen el llamado “cuaternario inferior”, es decir la parte mortal del ser humano. Este “cuaternario” es el complemento perecedero de nuestro “Yo más alto” o “Tríada superior”, constituida por:
5) Manas (Mente superior)
6) Buddhi (Cuerpo intuicional)

Y finalmente, el
7) Atman o Espíritu.


El Alma es ese puente, esa parte inmaterial que nos conforma, nos da vida y nos da la capacidad de evolucionar y cambiarnos a nosotros mismos. Cuando llega el final de nuestros días terrestres, la parte material del alma se despoja al igual que nuestro cuerpo físico y la parte inmortal persiste en un viaje, que varía según las distintas culturas, pero en el que todas concuerdan que es para el desarrollo espiritual, para regresar, algún día, con el Padre que está en los Cielos.

miércoles, 17 de julio de 2013

Mitos, leyendas y teorías del Temple


Detrás de las verdades históricas que encontramos en documentos, se encuentra toda una serie de mitos, leyendas y teorías que no han sido comprobadas. Muchas historias rodearon y siguen circundando alrededor de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón, algunas de ellas han sido rumores cuya voz casi se pierde con el tiempo, pero que han llegado hasta nuestros días; otras se han basado en la especulación y la lógica; pero ciertamente, hasta que se hallen pruebas fehacientes, continuarán siendo sólo leyendas y teorías.


LOS TEMPLARIOS Y SUS TESOROS

Se sabe que los templarios tenían normas muy estrictas desde el momento de ingresar a la Orden. Una de ellas, era que, sí poseían tierras y riquezas, éstas debían pasar a ser parte de la economía de la Orden. Como sabemos, muchos nobles y terratenientes entraron para servir en ella. Además de eso, los templarios no tenían que pagar diezmo, impuestos, ni rendir tributos monetarios de ninguna índole a nadie.

Si sumamos a eso, que reyes, príncipes y nobles les legaron propiedades y riquezas, e hicieron resguardar las suyas propias por la Orden, y que los templarios instituyeron la primera banca del mundo occidental, realizando préstamos enormes en oro a monarcas y gobernantes, podemos llegar a pensar que sus riquezas eran incalculables. Razón por la cuál el rey Felipe IV los persiguiera, logrando capturar a sus dirigentes, pero recuperando una muy pequeña porción del tesoro que él esperaba obtener.

A pesar de que la Orden del Temple siempre fue reconocida por sus grandes contribuciones a hacer caminos, a ayudar a los peregrinos, y alimentar y vestir a los pobres y a los necesitados, por sus leyes internas; y a la humildad y pobreza en que vivían, se presume que la Orden tenía una riqueza superior a la que cualquier monarca europeo pudiera aspirar.

Según varias fuentes, los templarios habían sido avisados desde un tiempo atrás de los riesgos de ir a Francia a causa de los planes del monarca, sin embargo, el Gran Maestre y tres de sus preceptores se hallaban ahí, sin importar lo que les hubieran prevenido antes. Además que siempre resaltará el hecho de que los templarios no opusieron resistencia a las fuerzas del monarca o de la inquisición al irrumpir en sus fortalezas.

Lo que hace suponer a varios estudiosos, que los caballeros tenían ya armado un plan en el que escondieron su enorme tesoro y guardaron sus secretos bajo llave, entregando a sus líderes en pro de los demás hermanos y de la Orden misma. Esto es sólo una teoría, pero lo cierto es que el rey Felipe IV jamás obtuvo lo que deseó, la gran fortuna que los caballeros guardaban, y que a la fecha, sigue pérdida, o eso es lo que se piensa…


TEMPLARIOS EN AMÉRICA

Según los historiadores de la época, los templarios tenían puerto y embarcaciones en Portugal y España. Aunque la ubicación de estos puertos era algo cuestionable en la época, ya que se hallaban muy al norte para ir a África, pero muy al sur en caso de un viaje a Inglaterra. Esto ha hecho suponer a muchos, que tales puertos no iban a ninguno de esos destinos, sino que, en realidad, los templarios conocían de la existencia de otro continente más allá del mar.

En el año 900 e.c. (era común) los exploradores nórdicos llegaron por azares del destino a Groenlandia. Poco tiempo después, varios de ellos se instalaron ahí y continuaron explorando el continente americano. Existe la teoría de que los templarios obtuvieron este conocimiento de los vikingos y pudieron llegar a América, cosa que explicaría el hecho de que en sus puertos los barcos llegaban cargados de cantidades muy grandes de plata.

Además de este peculiar hecho, en México existen varios códices que retratan a los chalcas, una de las siete tribus que poblaron el Valle de México a partir del siglo XIII, pero este retrato nos lleva a observar a un grupo étnico dentro de los chalcas al que llamaban nonohualcas, que según las historias escritas eran descendientes de personas que “no eran de esta tierra, venían del otro lado del gran mar”.

Éstas personas eran de tez clara, barbados y con “una doctrina religiosa extraña”, “enviados de Dios y guerreros”, y se hacían llamar a sí mismos tecpantlaques, que significa en lengua náhuatl: “Gente del Templo”, estaban organizados en jerarquías bien establecidas y eran un grupo más o menos cerrado a otras etnias. Esto hace levantar la especulación, aunque no hay pruebas que demuestren la presencia templaria en América de manera definitiva.


IDEAS RELIGIOSAS DIFERENTES

Los templarios lucharon en Tierra Santa, lugar de convergencia entre cristianos, judíos y musulmanes, además de luchar en el norte de Europa protegiendo los reinos cristianos de los ataques de los “bárbaros” con creencias paganas. Algunos apuntan a que los templarios si eran “herejes”, que significa “opuesto”, ante la Iglesia Católica Romana, ya que habían adoptado otras creencias e ideas con respecto a su espiritualidad.

Además de esta convergencia con judíos y musulmanes, siempre se ha tenido la incógnita de qué fue lo que encontraron los templarios en su estancia en el antiguo Templo de Salomón, en el que residieron nueve años sin admitir más miembros. Existen teorías de que descubrieron, entre otras cosas, escritos apócrifos y gnósticos escondidos entre las ruinas que tratan de la vida de Jesús; otros afirman que descubrieron el Libro de la Sabiduría que poseía el rey Salomón y que el mito atribuye al arcángel Raziel como su dador al monarca; otros que descubrieron una serie de claves iniciáticas que les develaron otro significado de la divinidad, entre otras suposiciones.

De su contacto con judíos y musulmanes, se sabe que los templarios eran muy “extraños” en su trato con ellos, ya que mostraban respeto e incluso cortesía. Esta “amistad”, expresada por varios contemporáneos musulmanes y judíos resalta la hipótesis de que los templarios compartieron ideas y se nutrieron de sus conocimientos y creencias.

Los sufís son un grupo de místicos musulmanes que sostienen que se puede alcanzar a la divinidad mediante la gnosis y la fe verdadera. Los assasi, erróneamente llamados “asesinos”, eran una Orden islámica de guerreros “sagrados” con estructura parecida a la del Temple. Los cabalistas judíos son un grupo esotérico del judaísmo que se basa en la Kabbalah y el Zohar, libros esótericos judíos, para alcanzar una espiritualidad plena. Los cátaros o albigenses eran un grupo gnóstico que reconocía a Jesús como un gran maestro espiritual pero no como Dios. Los mandeanistas por otro lado, son un grupo religioso de oriente medio que reconoce como mesías y salvador a Juan el Bautista y no a Jesús.

Se dice que los templarios tuvieron mucho que ver con éstos grupos, moldeando sus creencias e ideas espirituales y conformando una ideología religiosa muy diferente a la que planteaba la Iglesia Católica Romana.

Entre otras cosas, se reconoce que los templarios dieron gran culto a la Vírgen María, y que exportaron a las Vírgenes Negras, que según los estudiosos, son manifestaciones de la Gran Diosa Madre adorada en las antiguas religiones. También se reconoce que tenían gran devoción por María Magdalena, la supuesta compañera de Jesús; y por Juan el Bautista. Creándose así toda una serie de hipótesis y teorías que no han podido comprobarse plenamente.

Además de ello, muchos templarios hablaban de una figura llamada Baphomet, al que reconocían como su Dios y su salvador. Según algunos, esta figura era una cabeza, de madera, metal, hueso o piedra y se le ha relacionado a Juan Bautista decapitado; otros lo relacionan con el manto de Turín en donde está marcada la cabeza de Jesús; y otros con una cabeza de macho cabrío que es representación del antiguo dios de la naturaleza y el conocimiento.

La palabra Baphomet tiene múltiples acepciones aunque todas muy parecidas y revelan un conocimiento iniciático que busca la verdad por medio de la gnosis. En griego las palabras baphé y mentis significarían “Bautismo de la inteligencia”; en árabe de la palabra Abufhamat vendría siendo “Padre de entendimiento”, o del vocablo sufí el-Fahmat que significa “Cabeza de conocimiento”. Eliphas Levi, ocultista francés, concluyó que la palabra venía de un acrónimo TEM OPH AB, Templi Omnium Hominum Pacis Abbas, que en latín significa “Padre del Templo de la Paz de todos los hombres”.

Sea como fuere, que los templarios hayan sido cristianos ejemplares, o que hayan cambiado sus ideas espirituales por otras, es bastante loable que hayan permanecido siempre fieles a sus ideales como caballeros y que hayan cumplido los preceptos principales de cualquier religión: respetar y amar a los demás como a uno mismo.


EL TESORO DEL TEMPLO DE SALOMÓN

Se sabe que los primeros nueve caballeros, liderados por Hugo de Payns, permanecieron nueve años en tranquilidad en lo que era parte del Antiguo Templo de Salomón, tiempo en que no aceptaron a nadie más entre sus filas. Mucho se ha especulado con respecto a que los templarios descubrieron algo enterrado entre las ruinas, algo que les dio gran poder.

Para varios, este hallazgo fue de varios documentos: evangelios gnósticos y apócrifos que revelaban la verdadera enseñanza de Jesús, su humanidad y/o su descendencia con María Magdalena; según otros, eran textos que demostraban que el verdadero mesías era Juan el Bautista; para muchos, el descubrimiento fue del Libro de la Sabiduría, que según la leyenda, fue entregado al rey Salomón de manos del ángel Raziel, señor del conocimiento y los secretos de Dios.

Otros especulan que lo encontrado fue el gran tesoro del rey Salomón, mismo que hizo enriquecer y crecer a la Orden de manera brutal. Otra teoría sugiere que encontraron el Arca de la Alianza, misma que Yahveh entregó a los judíos como símbolo de su amistad.

Aunque la teoría más difuminada es que los templarios hallaron nada más y nada menos que el Santo Grial. Con respecto a este último ítem, se dice popularmente que fue la copa en la que Jesús bebió vino y lo compartió con sus discípulos, haciendo alusión a su sangre y su carne para el perdón de los pecados, o la copa donde José de Arimatea recogió la sangre de Cristo crucificado; aunque en otras versiones el Grial no es una copa sino un caldero o una bandeja, siempre se le ha atribuido el poder de sanar cualquier herida o enfermedad y proporcionar la vida eterna a quien beba de él.

Otras versiones más recientes, muy difuminadas por la novela de Código Da Vinci, aseguran que el Santo Grial no era una copa donde literalmente Jesús colocó su sangre, sino que es una metáfora de María Magdalena que llevaba la carne y la sangre de Jesús en forma de un hijo o hija, y por ende, ella sería el Santo Grial, o Sang Rial, “Sangre Real”, madre de la descendencia de Jesucristo.

El período de nueve años en el antiguo Templo de Salomón definitivamente ha puesto a correr la imaginación y la especulación de muchos estudiosos, aunque, a la fecha, todavía continuaremos sin saber qué fue lo que los templarios descubrieron en ese lugar.

Algunas cosas importantes de los cuentos de hadas


La gente llega a decir que los cuentos de hadas son para los niños y que son totalmente falsos, que son meras invenciones. Pero yo puedo asegurar que los cuentos de hadas contienen más de lo que pensamos.

En ellos se aprende que un sastrecillo puede llegar a ser más de lo que es, si un día se lo propone; que para encontrar el amor uno tiene que luchar contra dragones y monstruos; que las apariencias engañan y un simple gato resulta no ser tan simple; y que el camino a la tierra obscura siempre es mejor en compañía de un buen amigo.

Se aprende que el mundo puede ser un lugar sin sentido pero debemos correr tras nuestro conejo blanco; que el mal pone obstáculos que los héroes superan; que lo que buscamos, al final resulta estar en los zapatos de rubí que siempre tuvimos; que no importa cuán malo parezcan las cosas, ni cuántas brujas y demonios haya en el camino, siempre debemos luchar por nuestro final feliz...

viernes, 8 de marzo de 2013

¿Cómo puede saber un hombre lo que es la vida de una mujer?

Este es un pequeño texto que encontré en un libro de mitología, "Las Máscaras de Dios, mitología primitiva" de Joseph Campbell. Son las palabras de una mujer absinia y me pareció que era un testimonio muy inspirador y perfecto para poner este día, en su honor. Espero les guste.


 La vida de una mujer es bastante diferente a la de un hombre. Dios lo ha ordenado así. Un hombre es el mismo desde el momento de su circuncisión hasta el momento de su decadencia. Es el mismo antes de buscar a una mujer por vez primera y después.
 
Pero el día en que una mujer disfruta su primer amor, queda dividida en dos. A partir de aquél día se convierte en otra mujer. Después de su primer amor, el hombre es el mismo que fue antes. Desde el día de su primer amor, la mujer es otra. Esto continúa a lo largo de la vida.

Un hombre pasa una noche con una mujer y se va. Su vida y su cuerpo siempre son los mismos. La mujer concibe. Como madre es otra persona distinta de la mujer sin niño. Durante nueve meses lleva la impronta de la noche en su cuerpo. Algo crece, algo crece en su vida que nunca más saldrá de ella. Es una madre.

Es y permanece una madre incluso aunque su niño muera, aunque todos sus hijos mueran. Porque una vez llevó a un niño junto a su corazón. Y no sale de su corazón nunca más, ni siquiera cuando está muerto. Y el hombre no conoce esto. No conoce nada.

No conoce la diferencia antes del amor y después del amor, antes de la maternidad y después de la maternidad. No puede conocerla. Sólo una mujer puede conocerla y hablar de ella. Por eso no queremos que nuestros esposos nos digan lo que tenemos que hacer.

Una mujer sólo puede hacer una cosa: Respetarse a sí misma. Puede mantenerse decente. Ella siempre debe ser como es su naturaleza. Siempre debe ser doncella y siempre madre. Antes de cada amor es doncella, después de cada amor es madre. En esto se puede ver si una mujer es buena o no.

jueves, 27 de diciembre de 2012

La Esfinge y la Cruz


El siguiente, es un fragmento del texto de Eliphas Levi, titulado "Dogma y Ritual de Alta Magia". Es un texto pequeño pero lleno de significado, que nos expresa una enseñanza que, si bien, resulta profética en cierto sentido, resulta aún más impresionante en la cuestión de presentar la espiritualidad como una sola, unificando Dios, hombre y mundo...


-¿Qué es el hombre? - preguntó la Esfinge a la Cruz. Y la Cruz respondió a la Esfinge preguntándole: -¿Qué es Dios?

Diez y ocho veces, el viejo Ahasverus, dio vueltas al globo; entre el final de todos los siglos, y en el comienzo de todas las generaciones, pasó cerca de la Cruz muda y delante de la Esfinge inmóvil y silenciosa. Cuando estuviera cansado de caminar siempre, sin llegar a ningún lado, es que él reposará y entonces, la Esfinge y la Cruz hablarán a su vez para consolarlo.

-Yo soy el resumen de la sabiduría antigua – dirá la Esfinge. Soy la síntesis del hombre. Tengo una frente que piensa y pechos que se inflaman de amor, tengo garras de león para la lucha, flancos de toro para el trabajo y alas de águila para subir a la luz. Sólo fui entendida en los tiempos antiguos por el ciego voluntario de Tebas, este gran símbolo de la misteriosa expiación, que debía iniciar a la humanidad en la eterna justicia; pero ahora el hombre no es más el hijo maldito, que un crimen original hace exponer la muerte de Cytheron; el padre vino, a expiar el suplicio del hijo, la sombra de Layo generó los tormentos de Edipo, el Cielo explicó al mundo mi enigma en esta Cruz. Es por eso que yo me callo, esperando que ella misma se explique al mundo; reposa Ahasverus, porque es aquí donde termina tu doloroso viaje.


-Yo soy la llave de la sabiduría futura - dirá la Cruz – Soy el signo glorioso del stauros, que Dios colocó en los cuatro puntos cardinales del Cielo para servir de doble eje del Universo. Expliqué en la Tierra el enigma de la Esfinge, dando a los hombres la razón del dolor: logré consumar el simbolismo religioso realizando el sacrificio. Yo soy la escalera sangrienta por la cual la humanidad sube a Dios y por la cual Dios desciende hacia los hombres. Yo soy el árbol de sangre, y mis raíces beben en toda la Tierra, para que no se pierdan, y formé en mis brazos frutos de devoción y amor.

Soy la señal de la gloria porque revelé la honra; y los príncipes de la Tierra me colgaron al pecho de los bravos. Uno de ellos me dio un quinto brazo para hacer de mí una estrella; pero siempre me llamo Cruz. Tal vez aquel que fue el mártir de la gloria previa al sacrificio, quería, aumentando un brazo a la cruz, preparar un descanso para su propia cabeza al lado de la de Cristo.

Extendiendo mis brazos a la derecha como a la izquierda, esparzo bendiciones de Dios sobre Magdalena y sobre María; ofrezco la salvación a los pecadores y a los justos la nueva gracia, espero unir a Cain y Abel para reconciliarlos. Debo servir de punto de unión entre los pueblos y debo presidir al último juzgamiento de los reyes; soy el resumen de la ley por que traigo escrito en mis brazos: Fe, Esperanza y Caridad. Soy el resumen de la ciencia, por que explico la vida humana y el pensamiento de Dios.

No temas, Ahasverus, no temas mi sombra. El crimen de tu pueblo se tornó el del Universo, porque también los cristianos crucificaron a su Salvador. Ellos lo crucificaron lanzando a los pies su doctrina de la comunión, ellos lo crucificaron en la persona de los pobres, ellos lo crucificaron maldiciéndote a ti mismo y prescribiendo tu exilio; pero el crimen de todos los hombres, los envuelve en el mismo perdón; y tú, Caín humanitario, tú, el más viejo de los que la Cruz debe rescatar, ven, reposa bajo uno de mis brazos, todavía teñido con la sangre del Redentor.

Después de ti vendrá el hijo de la segunda Sinagoga, el pontífice de la ley nueva, el sucesor de Pedro; cuando las naciones hayan proscrito todo, cuando no hubiera sino la corona del martirio, y cuando la persecución haya hecho sumiso y dócil como el justo Abel, entonces vendrá María, la mujer regenerada, la madre de Dios y de los hombres, y ella reconciliará al judío errante con el  último Papa, después comenzará de nuevo la conquista del mundo para darlo a sus hijos. El amor regenerará las ciencias, la razón justificará la fe.

Entonces seré el Árbol del paraíso terrestre, el Árbol del Bien y el Mal, el Árbol de la libertad humana. Mis inmensas ramas cubrirán al mundo entero y las poblaciones abrigadas descansarán debajo de mi sombra; mis frutos serán el alimento de los fuertes y la leche de los niños y las aves del cielo, esto es, los que pasan cantando, llevados en las alas de la inspiración sagrada, estos reposarán en mis ramas, siempre verdes, siempre cargadas de frutos. Reposa pues, Ahasverus, en la esperanza de ese bello porvenir, porque aquí es el término de tu doloroso viaje.

Entonces el judío errante, sacudiendo el polvo de sus pies doloridos, dirá a la Esfinge:
-¡Yo te conozco desde hace mucho! Ezequiel te veía, atada en ese carruaje misterioso que representa el Universo y cuyas ruedas estrelladas giran unas en las otras. Realicé por segunda vez los destinos errantes de Cytheron, como él, y maté a mi padre, sin conocerlo, cuando él decidió realizarse y cuando llamé sobre mí la venganza de su sangre, me condené a mí mismo a la ceguera y al exilio. Yo huía de ti y te buscaba siempre, porque eres la causa primera de mis dolores. Pero tú viajabas penosamente como yo, por caminos diferentes, debíamos llegar juntos, bendita seas tú, el genio de las edades antiguas, por haberme llevado al pie de la Cruz.

Después, dirigiéndose a la propia cruz, Ahasverus, dirá enjuagando su última lágrima:
-Desde hace diez y ocho siglos te conozco, porque yo te vi llevada por el Cristo que sucumbió sobre ese fardo. Volteé la cabeza y te blasfemé entonces, porque todavía no había iniciado en la maldición; era mi religión el anatema del mundo para hacerle comprender la divinidad del maldito; es por eso que sufrí con coraje mis dieciocho siglos de expiación, viviendo y sufriendo siempre en medio de las generaciones que morían a mi alrededor, asistiendo a la agonía de los imperios y atravesando todas las ruinas y miraba con ansiedad para ver si estabas caída, y después de todas las convulsiones del mundo, siempre te veía de pie.

Pero no me aproximaba a ti, porque los grandes del mundo te habían profanado y hecho de ti el patíbulo de la Libertad Santa. No me aproximaba a ti, porque la Inquisición había entregado a mis hermanos a la hoguera en presencia de tu imagen, no me aproximaba a ti por que no hablabas lo que los falsos ministros del Cielo hablaban en tu Nombre, de daños y venganza, y sólo podía oír las palabras de misericordia y unión. Por eso, desde que tu voz llego a mi oído, sentí mi corazón cambiado y mi consciencia se calmó. ¡Bendita sea la hora que me llevo al pie de la Cruz!

-Entonces una puerta se abrirá en el Cielo y la montaña del Gólgota será su suelo, y delante de esta puerta, la humanidad verá con admiración, la Cruz radiante guardada por el judío errante, que colocará a sus pies el bastón de viaje, y por la Esfinge, que extenderá sus alas y tendrá los ojos brillantes de esperanza, como si fuese a tomar un nuevo vuelo y a transfigurarse.

Y la Esfinge responderá a la pregunta de la Cruz, diciendo:
-Dios es aquel que triunfa del mal por la prueba de sus hijos, aquel que permite el dolor, porque posee en sí el remedio eterno; Dios es aquel que Es, y delante de quien el mal no existe.

Y la Cruz responderá al enigma de la Esfinge:
-El hombre es el hijo de Dios que se inmortaliza al morir, y que se liberta por un amor inteligente y victorioso, del tiempo y de la muerte; el hombre es aquel que debe amar para vivir y que no puede amar sin ser libre, el hombre es el hijo de Dios y de la Libertad.

lunes, 22 de octubre de 2012

Las ventajas de ser invisible


Generalmente, vemos películas para entretenernos, para saltar a mundos alternos, que pueden ser fantásticos o no, pero que definitivamente nos colocan en un contexto diferente al que generalmente vivimos, para salir de la cotidianidad y olvidarnos de nuestros problemas por 90 minutos, aproximadamente. 

Normalmente, vemos películas con grandes efectos especiales y mucha producción, pero a veces, nos topamos con películas más sencillas, pero con un guión excelente, muy bien trabajado y que no sólo nos entretiene, sino que nos enseña cosas, nos hace preguntarnos acerca de la vida y cuestionarnos los temas importantes del amor y la amistad.

The Perks of being a wallflower (Las ventajas de ser invisible, en México) de Stephen Chbosky es una de estas películas, con un excelente guión, que nos hace cuestionarnos y recordar las cosas que le dan sabor y significado a la vida.

La historia se centra en Charlie (Logan Lerman), un chavo que está entrando en la preparatoria y que desde el primer día, está preparado para ser "invisible", pasar desapercibido, sin pena ni gloria, a pesar de ser muy inteligente y culto (cosas que en las preparatorias de E.U.A. no es tan apreciado por la comunidad estudiantil en general).

Pero para fortuna suya, encuentra a Patrick (Ezra Miller) y Sam (Emma Watson), dos estudiantes de último año, hermanastros, que son lo que en general se diría, los "raros del salón"; y con quienes iniciará una amistad que lo llevará a conocer la vida preparatoriana y mucho más que eso. No les arruinaré la sorpresa con spoilers, pues me parece que es una película altamente recomendable, que vale mucho la pena ver, por la calidad de la historia y sus personajes. Así que les contaré acerca de varias de las cosas que me hizo pensar este filme tan bueno.


Primero, les contaré que fui a verlo por obra del Destino, porque unos buenos amigos me invitaron a verlo, casualmente. Accedí y a decir verdad, no tenía idea de lo que iba a ver. Pero desde el principio, me metí en la película. No fue difícil identificarme con el personaje principal, un chavo con gran interés por los libros y el deseo ferviente de ser escritor, muy familiar y con gran corazón. A pesar de su pasado trágico, Charlie se halla dispuesto a seguir adelante con su vida, por más difícil que esto pueda resultar.

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué la gente buena pasa por cosas malas? Siempre nos han dicho que a la gente buena le pasan cosas buenas, que si actúas correctamente serás siempre recompensado. Hasta cierto punto, esto es cierto. Sin embargo, la vida es una escuela y a todos nos toca aprender lecciones muy duras. Es siempre más difícil ser noble y virtuoso que lo opuesto, eso es un hecho.

Ciertamente podemos atravesar por lapsos en los que parece que todo está mal y que no podemos resolver nada, sin embargo, es en esos momentos en los que debemos permanecer firmes y luchar. Tener esperanza cuando todo lo demás se ha perdido y continuar nuestro camino. Siempre es positivo pensar, que aquello que nos agobia hoy será algo de lo que nos reiremos mañana, y casi siempre es cierto.

Otra pregunta que me hice al ver el filme, es ¿por qué gente buena termina con gente que no las merece? Sí, nos ha pasado que conocemos a alguien que es una persona noble, de buenos sentimientos, inteligente y hasta guapa con buen cuerpo y termina con gente que es lo opuesto. ¿Cómo pasó eso? Y lo peor es cuando una buena amiga, un primo o quien sea, se encuentra enredado es esas situaciones.

En la película, dan una respuesta a esta pregunta: Aceptamos el amor que creemos merecer. A veces pensamos que no podemos aspirar a más, que nos quedaremos solos y ese miedo, a la soledad, es uno que atrae muchos problemas consigo, haciendo que incluso no nos valoremos. Peor si es una persona que queremos a la que le pasa eso, ya que no puedes sacarla de ahí por ti mismo, sino que es ésa persona quien debe darse cuenta y actuar.

Afortunada o desafortunadamente, no hay nada que podamos hacer al respecto, y esto se relaciona con otro cuestionamiento: ¿Por qué no podemos salvar a las personas que amamos? Todos hemos pasado por momentos en los que vemos a nuestro mejor amigo deprimido por alguna razón, en la que nuestro hermano se halla hundido en sus problemas o nuestro vecino se agobia por la vida.

En algunos casos, podemos ayudarlos a salir de su dilema, actuando junto a ellos, proporcionándoles consejo o algunas palabras para alentarlos. Pero también, nos daremos cuenta con el tiempo, que no siempre podemos ayudarlos, salvarlos, no importa cuán duro tratemos, ni cuánto nos esforcemos, a veces no es posible. Y resulta ser, que la respuesta es, que no podemos salvar a quien no quiere ser salvado, por mucho que nos duela y por más difícil que nos resulte.

Sí, la vida puede ser dura, muy dura. Nuestros esfuerzos resultan inútiles y nos sentimos impotentes, de no poder hacer más por las personas que amamos. Nos decimos a nosotros mismos que no los dejaremos, y así es, pero no podemos hacer mas que estar ahí y esperar a que salgan de esa obscuridad.

Otro pensamiento, me llevó a preguntarme acerca de la amistad. Muchos pensadores afirman que “amistad que termina, es que no había comenzado” o “la amistad trasciende vidas”, lo que nos dice que la amistad es “para toda la vida”. El ideal de la amistad (como el del amor) afirma que no importa el tiempo ni la distancia, siempre durará. Pero existen momentos decisivos en nuestra vida, en los que las personas salen de ella, por una u otra razón.

Es ahí donde surgen las interrogantes ¿fue amistad o sólo una ilusión? ¿la amistad tiene fecha de caducidad? Es difícil desprenderse de un amigo, aun cuando ya no actúe como tal con nosotros. Probablemente se haya creado cierta distancia con ellos, por algún problema o enfrentamiento, algún malentendido, la falta de tiempo para verse…

No lo sé, pueden ser tantas cosas. Sin embargo, en el filme se aprende algo, que no importa cuán lejos (literal o metafóricamente) estemos de nuestros amigos, la amistad que vive en nuestro corazón es la llama que no debe apagarse, mientras estemos dispuestos a estar ahí para ellos, cuando nos necesiten; cuando escuchemos el llamado y atendamos, cuando nos llamemos para tomar ese café o esa cerveza y nos dé tanto gusto encontrarnos, ahí vive la amistad.

Y es que The Perks of being a wallflower (Las ventajas de ser invisible) finalmente llega a una conclusión: la vida se trata de pequeños momentos, de instantes que capturan nuestra alegría y se traducen en felicidad.  De que en la vida debemos centrarnos en el aquí y en el ahora, viendo al pasado sólo para recordar los buenos momentos que disfrutamos y las cosas que aprendimos; y al futuro con la esperanza de que todo estará bien. Ahí perdemos nuestra finitud y nos volvemos infinitos, por un instante, mismo que captura la eternidad.